miércoles, 10 de julio de 2013

Princesas y dragones

Creemos a veces, que no queda ni siquiera un dragón. Ni un caballero andante, ni una sola princesa deslizándose por secretos bosques, encantando con su sonrisa a los venados y a las mariposas.


Creemos a veces que nuestra era ha dejado atrás toda frontera, ha dejado atrás toda aventura. El destino está lejos por sobre el horizonte; las sombras refulgentes pasaron al galope tiempo ha, y han desaparecido.


Qué gusto equivocarse. Princesas, caballeros, hechizos y dragones, misterio y aventura... no sólo existen aquí-y ahora: ¡son todo lo que siempre vivió sobre la tierra!
En nuestro siglo han cambiado vestimentas, por supuesto. Los dragones hoy usan ropajes de gobierno, y trajes de fracaso, y equipos de desastre. Los demonios de la sociedad, bajan en remolino hacia nosotros, si apartamos del suelo la mirada, si osamos girar a la derecha en los recodos donde nos fue ordenado virar hacia la izquierda. Tan hábiles se han vuelto las apariencias que princesas y caballeros pueden esconderse las unas de los otros, y pueden esconderse de sí mismos.


Empero, los que dominan la realidad aún nos salen al encuentro de nuestros sueños, para decirnos que jamás perdimos el escudo necesario para enfrentar dragones, que un voltaje de fuegos azulados ondula por nosotros ahora mismo, para cambiar el mundo tal y como gustemos. La intuición nos susurra, veraz: "¡No somos polvo, sino magia!"


(El puente hacia el infinito - Richard Bach)


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